Conocí Aspanias por mediación de unos amigos, tenían a su hijo aquí atendido. Por aquel entonces Aspanias no era tan grande, ni tan conocido... y encontrar un lugar en el que mi hijo pudiese formarse y disfrutar de su ocio, que me diese la tranquilidad de saber que cuando yo faltase, las necesidades de mi hijo iban a estar cubiertas resultó casi sanador.

Desde el primer momento, nunca vi Aspanias como un lugar en el que dejarle “aparcado” y despreocuparme, Aspanias era un apoyo, me dotó de herramientas para seguir luchando por el bienestar de Alberto, porque su vida mejorase.

Al entrar no sólo encontré un apoyo para Alberto, también para mí, como madre. A fuerza de juntarnos madres, padres, hermanos... creamos un grupo muy bueno, que a día de hoy aún se mantiene, y que nos ha dado mucha vida. Como madre, no puedo dejar de pensar en la importancia de esas redes... los familiares de personas con discapacidad tenemos que apretar, trabajar y hacer unión. No podemos dejarlo todo en manos de los profesionales, ya que formar parte de esta casa y su proceso transformador es nuestra obligación como padres, tenemos que implicarnos y compartir vida con nuestro familiar con discapacidad.

Yo no me canso de participar, me apunto a un bombardeo. Allí donde necesiten que se eche una mano, estoy yo para ayudar en lo que sea necesario, es parte de mi compromiso. Sin ir más lejos, en la última en la que estuve pringada fue en Carnaval. Todas las semanas, veníamos un grupito de madres y voluntarios a hacer disfraces y pancarta mano a mano. Un día tirantes, otro día pies, al siguiente pelucas...

Y una vez hechos los disfraces, ¡Qué menos que salir en el desfile con ellos! Entre todos cantamos, bailamos, hicimos sonar nuestras maracas y sacudimos nuestros pelazos, como bien decía la pancarta. El buen tiempo nos acompañó durante todo el desfile, y el ambiente como siempre, fue muy bueno, aunque echamos de menos la participación de más familias.

Ya no os entretengo más, para cerrar, dirigirme especialmente a todos esos familiares que hoy se han parado a leer este boletín: somos la fuerza de esta casa, si dejamos de participar gradualmente se va a perder la esencia de Aspanias, nuestra segunda casa, quien ha dado a nuestros hijos, hermanos, sobrinos... la oportunidad de llevar una vida plena, rodeados de oportunidades, de personas que piensan y sienten como ellos, de profesionales que les ayudan cada día a seguir superándose.

“Hay que animarse, para que las cosas de Aspanias no queden sin celebrarse.”