Juntos somos más
Una historia maravillosa

Recuerdo con nostalgia y con cariño aquellos tiempos, en los que un pequeño grupo de familias se empeñaron en dignificar la vida de sus hijos con Discapacidad Intelectual. Eran tiempos difíciles para este tipo de personas. La sociedad no contaba con ellos y, por ello, las ayudas de las administraciones eran prácticamente nulas. Pero la ilusión y el trabajo bien hecho mueve montañas. Se supieron rodear de excelentes profesionales que no regatearon tiempo, ni ilusión, ni cariño en conseguir que nuestros familiares con discapacidad tuvieran reconocidos sus derechos, sobre todo, el derecho a una vida digna y feliz.

Éramos una gran familia colaborando, participando, aportando todo lo que estaba en nuestras manos. Y así surgió esta maravillosa entidad que es Aspanias. Una entidad que ha hecho posible sueños y realidades que se pensaba eran casi imposible de conseguir. Así lo logramos todos unidos, dentro de una misma onda, sintiéndonos parte activa de lo que empezaba a germinar ilusionándonos y haciendo felices a nuestros hijos, hermanos, cuñados, etc. . .

El viernes pasado se pudo comprobar que todo esto importaba poco a algunos de nuestros sindicalistas actuales. Lo llaman literatura, pero es que es la realidad de los cimientos de Aspanias. Es una pena, pero no están en esta onda. Viven una realidad paralela que no les deja ver todo lo bueno que hay en nuestra entidad. Sigo confiando en su generosidad y buen juicio, pero hasta la fecha parece algo muy difícil de conseguir. Si alguien del mundo sindical es capaz de entender todo lo anteriormente expuesto y hacer una propuesta viable y razonable ¿Por qué no lo pueden hacer aquellos de los que depende la firma de un convenio necesario y positivo para toda la entidad? Es como aquel hijo que pide a su padre un Ferrari que le es imposible comprar, pero que a cambio no le ofrece un utilitario, sino todo un mercedes. Eso es lo que hemos hecho las familias. Les hemos ofrecido un mercedes, pero les parece insuficiente. Por ello, se han tenido que romper las negociaciones. Desde estas líneas les llamo a pensar lo que significa Aspanias en nuestra ciudad. ¿Dónde estarían los casi 700 trabajadores, de ellos más de 300 con discapacidad, en estos momentos?

Nuestra puerta estará siempre abierta a la sensatez y a la responsabilidad, pero estará cerrada para todo aquello que suponga socavar los cimientos de toda la ilusión, el esfuerzo y la profesionalidad de 55 años maravillosos de historia.

Juan José Rodríguez Villarroel
Vicepresidente de la Fundación CISA