Juntos somos más
Hoy opina... Estíbaliz del Val
Hasta la próxima

Desde que empezó esta aventura del boletín y, sobre todo, desde que se inauguró la sección de opinión, estaba pendiente que escribiera unas palabras. Lo que no me imaginaba es que mi intervención fuera a tener el contenido del que hoy me toca escribir.

Supongo que muchos ya lo sabéis, pero desde aquí quiero comunicároslo a los que aún no os ha llegado la noticia. Debido a diversas circunstancias, tengo que dejar de realizar mi actividad laboral en Aspanias, ya que, hace unos días, se me ofreció coger al vuelo una oportunidad de esas que pasan muy de vez en cuando y a las que es imposible negarse. A pesar de la tristeza que me produce tener que cerrar una etapa muy importante de mi vida, no he podido decir que no.

En estas líneas, se me ha pedido un trabajo harto complicado, que es el contar en pocas palabras lo que me ha aportado mi paso por Aspanias. ¡Cómo empezar! Recuerdo ese 1 de septiembre de 2010 cuando entré por la puerta de Federico Olmeda como trabajadora de la Asociación. Si tengo que definir ese día, creo que las sensaciones son como las que tengo ahora, miedo e incertidumbre. Si me pongo nostálgica... recuerdo viajes, excursiones, proyectos, alegrías y ¡por qué no decirlo! también penas.

De esta etapa me llevo muchos aprendizajes, pero no me quiero quedar solo en eso. Me llevo sonrisas, miradas, apoyo y grandes amigos. Yo, que siempre digo que amigos tengo pocos pero buenos, me enorgullezco hoy de decir que en estos cinco años he ampliado mi círculo (de una forma que no me podría imaginar) gracias a un montón de personas que han formado y, estoy segura, van seguir formando parte de mi vida.

Aún así, quedarme en el aprendizaje y en los amigos que he hecho, sería quedarme muy corta. Me marcho triste pero a la vez feliz, porque sé que hay mucha gente que nunca dejará de trabajar junto a personas con capacidades diversas. Estoy convencida, además, de que seguirán (seguiremos) reivindicando que hay otra forma de hacer las cosas, otra forma de convivir, otra forma de participar, otra forma de incluir a todos aquellos a los que la vida se lo pone un poco más complicado que al resto. Saber eso, me deja mucho más tranquila y esperanzada.

En una de las conversaciones de despedida que he mantenido estos días, alguien me ha dicho que debería empezar a pensar más en mí. Es curioso porque ya me lo han dicho en más ocasiones. ¡Cómo hacerlo! Si “yo soy” gracias a todos vosotros y a todas esas personas que a lo largo de la vida se han cruzado en mi camino. Si he llegado hasta aquí, ha sido gracias a todos vosotros, a los buenos y los malos momentos, a las risas y a los pesares… Todas esas vivencias, os aseguro, que quedarán siempre en mi recuerdo y en mi forma de estar frente a la vida.

Me cuesta terminar, pero tengo que hacerlo. No os voy a decir adiós porque esto no es una despedida, es un hasta luego. Así que diré lo que os digo muchas veces. ¡¡¡Hasta la próxima!!!!

¡Y recordad! Todos vosotros tenéis el poder de cambiar las cosas y ante semejante poder estáis en la obligación de utilizarlo. No lo desaprovechéis. La gente como vosotros es la que es capaz de conseguir un mundo más justo y más igualitario para todas las personas que viven en él. ¡No les defraudéis!

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