Son tiempos difíciles, la pandemia mundial en la que nos encontramos ha cambiado nuestras vidas, nuestros sentimientos, nuestras emociones y como no, nuestra manera de vivir y trabajar.

Trabajamos más conscientes de nuestras acciones y nuestras responsabilidades, sabiendo que ponemos en juego nuestras vidas y la de las personas que cuidamos.

En tiempos de la “primera ola“ resistimos luchando contra viento y marea, conteniendo el virus a las puertas y conseguimos que pasara de largo. . ., pero esta vez, su gran virulencia ha sobrepasado nuestras fronteras y el virus entro en nuestro centro a principios del mes de noviembre.

Fue todo muy rápido y en cuestión de horas el centro se trasformó y se adapto a las necesidades y protocolos exigidos para que todo estuviera en orden y “nuestros chicos” atendidos con todas las necesidades cubiertas.

El personal de atención directa, operarios, técnicos, se puso en marcha demostrando ya no su profesionalidad sino su empatía, cariño y, con la mejor de su sonrisas, está demostrando cada día que son los mejores y que este virus, ¡¡no va a poder con nosotros!!

Mantener la motivación, los ánimos y el positivismo en estos días ha sido la tarea más difícil a la que me he tenido que enfrentar en todos estos años de profesión. Hemos vivido, no os voy a engañar, días muy duros, muy, muy duros. En las que las noticias de los fallecimientos de nuestros queridos usuarios desmoralizaban y nos llenaban de tristeza e impotencia.

Aún así, no hemos decaído y aquí seguimos luchando, creo o así necesitamos creer, que lo peor ya ha pasado y que a partir de ahora solo queda mejorar. Todo pasará y en el recuerdo quedará la lucha incansable de todo aquel que lo ha vivido.

Virginia Villalba Poza

Volver a la portada