Juntos somos más
Un pequeño paso para las personas, un gran paso para la sociedad

Con una frase similar Neil Armstrong subrayó los anhelos de la humanidad el 20 de julio de 1969 imprimiendo su huella sobre la superficie lunar, cinco años después de que ASPANIAS comenzase a emprender sus primeros pasos.

En ambas situaciones, los sueños y los anhelos de progresión y de mejora, se daban la mano en entornos bien inciertos y desconocidos.

La situación actual, tan delicada por la irrupción global de la pandemia, hace que las personas que hemos recibido la vacuna contra el Covid nos sintamos como aquellos iniciales pioneros en la luna y en la sociedad de los años 60; con temor y dudas, pero también con muchas ganas de retomar nuestros ínfimos y grandes sueños, nuestros objetivos personales y con merecidas ansias de libertad.


 

Durante este año, muchos de nuestros objetivos y planes de vida se han visto comprometidos quedando en entredicho. No hemos tenido más remedio que hacer de la salud y de la seguridad nuestro principal caballo de batalla. Los entornos sociales, familiares y laborales se han ido reajustando a una actualidad artificial que no nos gusta y de la que nos sentimos inmensamente prisioneros. La sensación de libertad y nuestras relaciones sociales son ahora nuestros objetivos primarios y prácticamente se han convertido en un lujo.

Ahora que algunos de nosotros hemos tenido la suerte de poder disponer de estas dosis de entrecomillada seguridad, se entreabre un abanico de opciones, de expectativas y de sueños perdidos durante estos últimos meses. Una situación de la que muchas personas y profesionales deben sentirse merecedores por el gran esfuerzo realizado durante cada uno de los días de lucha perpetua.

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Una batalla en la que las personas con discapacidad, mayores y familias nos han demostrado la enorme capacidad de adaptación y superación ante las ambiguas situaciones vividas. Una batalla donde los trabajadores han hecho gala de la capacidad de resistencia de la especie humana ante la exigencia máxima de cada una de las circunstancias. Una batalla donde hemos luchado en inferioridad contra este complejo, desconocido y despiadado elemento.

Aun así, ninguno bajaremos la guardia. Nos mantendremos firmes esperando al resto. Repondremos a diario nuestra mascarilla y nos higienizaremos a cada instante las manos. Nos volveremos a adaptar a la enésima normativa porque nuestra verdadera esperanza está en que el resto de la sociedad tenga la oportunidad de plantar cara a la pandemia en las mismas condiciones de seguridad y con el menor riesgo posible para la salud colectiva.

Por eso, estos días son un pequeño paso hacia los abrazos y los reencuentros de las personas y un gran paso hacia la libertad que nuestra sociedad merece.

Suerte.


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