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BALONCESTO
Sergio Lara: "Ser voluntario te cambia la manera de ver las cosas"

Hace cinco años, Sergio Lara, apasionado del baloncesto, fue a su primer entrenamiento como voluntario de Aspanias. Le animó Diego, un buen amigo que ya hacía voluntariado en la casa. Recuerda que aquel día tenía algunos miedos, pues nunca había estado involucrado con el mundo de la discapacidad. "Al principio te preguntas cómo les tratas o si les puede sentar algo mal, pero enseguida te das cuenta que son personas como tú y como yo y la relación surge de una manera natural", comenta Sergio. Hoy, echando la vista atrás, reconoce que estos cinco años de voluntariado le han cambiado la manera de ver las cosas y asegura que va a continuar muchos más. "Me van a tener que echar a patadas", afirma sonriendo.

En octubre, comenzará un nuevo curso como entrenador de los dos equipos femeninos de baloncesto del CD Puentesaúco y de la selección regional femenina de baloncesto. El entusiasmo y las ganas de seguir progresando con las chicas son las mismas que las del primer día. "A veces me dicen que no les dé tanta 'caña' en los entrenamientos, pero luego vienen y me agradecen todo lo que han aprendido. Lo cierto es que tienen un nivel muy bueno, se adaptan muy bien y, lo más importante, les gusta el baloncesto", cuenta.

Aparte de los entrenamientos, también acude a los partidos que se disputan a lo largo y ancho de Castilla y León. La convivencia en estos viajes es algo especial, independientemente del resultado. "La vuelta en el autobús es una fiesta. Yo veo que disfrutan y se lo pasan bien, que es lo importante. Como todo el mundo, ellas quieren ganar, pero para mí lo más satisfactorio es ver cómo progresan y cómo ponen en práctica las cosas que hemos ensayado durante la semana". En estos viajes, también ha tenido la oportunidad de conocer a voluntarios de Aspanias y de otras asociaciones: "Es genial porque conoces a gente fabulosa de otras organizaciones como David, Esther o Lara, con los que guardo una gran amistad. También con los profesionales de Aspanias, que son muy cercanos. Sandra Velasco, por ejemplo, me ayudó mucho a conocer la forma de ser de cada persona".

Cuando le preguntas que le aporta ser voluntario, se queda sin palabras. "No sé qué decir porque son muchas cosas. Te ven por la calle y te vienen a abrazar. Tienes un mal día y después del entrenamiento sales con una sonrisa. Son capaces de cambiarme. Invito a más personas a que vengan un día y entenderán porqué ya no te quieres marchar".