Juntos somos más
Hoy opina... María Ortega
Ellos toman la palabra: ¿estamos preparados para el cambio?

Permitidme que me acerque a este boletín para compartir con vosotros un momento de reflexión y un poco de mi experiencia personal. Reflexión sobre el empleo, sobre las personas, sobre los derechos y sobre la manera de abordar una etapa diferente, cargada de oportunidades y también de retos por alcanzar. La etapa en la que los trabajadores con capacidades diversas toman el protagonismo.

Una confidencia. Hace 17 años me acercaba al mundo de la discapacidad y del empleo por vez primera. Con el miedo a lo desconocido, pero también con la enorme ilusión de trabajar por y para las personas. Lo que no sabía, de ninguna manera sospechaba, es que me iba a llenar tanto, profesional y personalmente.

En España, en ese momento, algunos valientes, Aspanias a la cabeza, habían inventado un modelo de empresa (sí, amigos, ya entonces aquí, en Aspanias hablábamos de empresa), que permitía hacer realidad aquel sueño de que las personas con discapacidad trabajaran. A partir de ahí, vivimos una vorágine de leyes, cambios legislativos, reserva de mercado, enclaves, empresas que contratan, apoyos, siempre apoyos….. Ellos lo iban logrando. Yo aprendí que sí era posible.

Pero seguro que, ni en el mejor de nuestros sueños, ni los más visionarios (y algunos tenemos en esta Casa) podíamos imaginar el papel preponderante que las personas con capacidades diversas iban a alcanzar en su vida: el ejercicio real de sus derechos. la capacidad de decidir sobre su futuro, de hacer su proyecto de vida, de que llegara el momento en que asumieran un protagonismo claro en la defensa de sus derechos como trabajadores.

Amigos, esto sí es una nueva etapa. Los trabajadores con capacidades diversas ejercen hoy como representantes sindicales de sus compañeros. Mejoran sus competencias profesionales, logran certificados de profesionalidad, trabajan en nuevos sectores, apoyan a otros, en definitiva, crean riqueza. Como cualquiera. A finales de los 90 y desde la inocencia de quien les escribe: ¿creíamos que sería posible? Quizás no era ni un sueño. Hoy estoy feliz y convencida de que con esfuerzo algunos sueños se cumplen.

Pero seamos incautos, seamos realistas. El reto no es fácil, como todas las cosas que merecen la pena. Tenemos que aprender, ensayar, equivocarnos y reaprender cómo apoyar a nuestros trabajadores en esta etapa. Y sobre todo, todos, todos, debemos ser corresponsables en una nueva era, la del ciudadano de pleno derecho.

Familias, trabajadores, empresas, administración y sindicatos. No caigamos en lo fácil, en lo maleable, ni en lo tenebroso. Debemos trabajar por las personas, ejerciendo apoyos responsables y aprovechando el mayor de sus potenciales. Creando. Colaborando. En ese reto me encontraréis. Eso sí es un sueño alcanzable. Os invito a acompañarme.


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