Permitidme compartir con vosotros la reflexión de este fin de semana.

Me preguntaba yo, de camino a Salamanca, qué tienen en común un bombero de Valladolid, un ganadero de Ávila, una profesora de la E.S.O. de Salamanca, un funcionario de sanidad de Palencia y un servidor. Personas que se han visto cuatro veces en la vida y que se conocen más bien poco. Pues la realidad es que tienen algo en común muy fuerte, una experiencia intensa, algo que les ha unido y que les mantiene unidos, de alguna forma, para toda la vida. Algo que genera un sentimiento de pertenencia, una unión, una seña de identidad y una fuerza como grupo, como equipo humano muy potente.

Os estaréis preguntando... ¿qué es eso tan importante que les une? No es más que haber compartido la asignación de su hijo/a adoptivo, el haber compartido, en algún caso, el viaje a buscarlo, el compartir sentimientos, experiencias, vivencias y, sobre todo, nuestros hijos/as. Cada año o cada año y medio, nos reencontramos, organizamos un fin de semana en algún lugar de la comunidad y disfrutamos de vernos, de ver a nuestros hijos/as juntos. Es como si nos conociéramos de siempre, como que no hubiera pasado el tiempo.

El sentido de pertenencia, identificarse con el otro, convivir, compartir y tener un proyecto común, es lo que marca la diferencia entre un movimiento social participativo, reivindicativo, activo, generador de derechos, agente de cambio social... de otros movimientos o agrupamientos sociales que no están vivos, donde los socios no participan, no generan proyecto y, menos aún, cambio social.

En nuestro Grupo Aspanias, tenemos un gran camino recorrido, un sentimiento de pertenencia y una participación amplias, lo cual no quiere decir que ya está todo conseguido y nos echemos a dormir.

Como decía el poeta, "Caminante no hay camino, se hace camino al andar...". Tenemos un reto y es mantener viva la llama de la participación, del sentido de pertenencia de nuestros socios, de la adhesión a un proyecto común. Esto se consigue desde cada uno, con una actitud abierta a los otros, a compartir, a trabajar codo con codo, para conseguir lo que nos propongamos. Esta tarea es de todos, de las familias, que tienen en la organización lo más importante para ellos: su hijo/a, su hermano/a, su familiar; de los socios, que se unen a la organización para luchar por una ciudadanía de pleno derecho para las personas con capacidades diversas; de los profesionales, que trabajan por sacar adelante el proyecto común de la organización; de los voluntarios, que prestan su tiempo solidariamente y apuestan por un mundo distinto y, por supuesto; de las personas con capacidades diversas, que a través de su cada vez mayor protagonismo, toman las riendas de sus propias vidas y son los primeros en pedir y exigir un cambio en la sociedad para que se garanticen sus derechos y consigan la plena ciudadanía.

Los logros se consiguen desde un sentimiento de pertenencia amplio, como lo viene a demostrar mi pequeña reflexión del fin de semana y los más de cincuenta años de vida de una organización como ASPANIAS.