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ACTIVIDADES
Ocio, Cultura, Deporte y...Cocina

En octubre de este año, el área de Ocio, Cultura y Deporte de Aspanias ha puesto en marcha el taller de cocina que -dos viernes al mes- se desarrolla en el módulo Ikea o aula taller-habituacional, ubicado en el centro de Educación y Formación Puentesaúco. Una actividad novedosa en la agenda del ocio asociativo que ya tiene lista de espera (15 personas aguardan su turno).

El taller de cocina ha arrancado hace apenas un mes (cuatro talleres más esperan para los meses de noviembre y diciembre). Cuenta con 20 usuarios y usuarias de ocupacional, empleo, vivienda y residentes del centro Las Huelgas, con edades comprendidas entre los 20 y 50 años, con y sin experiencia y con “unas ganas tremendas de aprender algo nuevo”, como señala Rocío Sánchez, una de las personas encargadas de impartir el taller, para quien la experiencia -como para muchos de sus asistentes -, también es nueva.

Rocío ha elegido esta práctica dentro del curso de monitora y tiempo libre que está realizando porque complementa sus conocimientos en educación social en los que está diplomada. “Para mí también es una experiencia diferente (enseñar cocina a personas con discapacidad intelectual) porque puedo conocer cómo se desenvuelven en otra actividad de ocio distinta al teatro, baile o coro”, actividades en las que Rocío colabora de monitora con Aspanias.

El taller de cocina “surge de la evaluación que se hizo con los usuarios, de las actividades el año pasado, y demandaron esta actividad”, aclara Blanca Ordóñez, técnico del área de Aspanias que ha impulsado la iniciativa. Lo imparten personas voluntarias, en prácticas y madres del Banco del Tiempo de Aspanias.

Según relata Rocío Alonso, el taller “fomenta las relaciones sociales entre ellos al tener que ponerse de acuerdo; y también contribuye a desarrollar su psicomotricidad por la exigencia de tener que trabajar con las manos”. Asimismo aprenden a se “organizados y ordenados”. La experiencia que adquieren se complementa con la “adquisición de hábitos de higiene personal y limpieza de los espacios que ocupan”, añade Rocío. La actividad de cocina busca que “los alumnos” fomenten su autonomía y propongan ellos las recetas que les gustan.

Mario Esteban, uno de los asistentes a los talleres, confiesa que “está contento” con el taller de cocina y que lo que más le gusta hacer son “galletas”, y ya ha pensado que “se hagan magdalenas” en los siguientes talleres. No es la primera vez que Mario asiste a un taller de cocina, y aunque “nunca ha intentado cocinar” dice que “lo intentará a partir de ahora”.