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La huella de José Manuel Calvo “Pirri”

El pasado 18 de noviembre un grupo de Aspanias integrado por personas con capacidades diversas, familiares, profesionales y directivos viajó hasta Espinama (Comarca de Liébana, Cantabria) para despedir a José Manuel Calvo “Pirri”, vecino de esta localidad cántabra, fallecido al volcar el motocultor que conducía.

“Desde Aspanias queremos tener el recuerdo más cariñoso y de gran reconocimiento por todo lo que, desde hace más de 30 años, José Manuel “Pirri”, y también su madre Piedad, hicieron por la acogida de nuestros hijos o hermanos y por su gran cariño y afecto hacia todos nosotros” (Antonio Tajadura, presidente).

“Conocí a “Pirri” antes de que se comprara la casa de Espinama. Estábamos en la casa de Pepe (José Merino), el cura, al lado de la plaza. “Pirri” era labrador del pueblo y venía a vernos; más tarde empezó a cuidarnos la casa él y su madre. Su casa estaba frente a la nuestra; éramos vecinos. Él tenía una casa muy bonita en la que vivía con su madre. Siempre que nos veía hablaba con nosotros; cuando hacíamos comidas y meriendas le invitábamos. Con nosotros era muy alegre. Hemos ido muchos años a Espinama y siempre estaba él”. Antonio Gómez –que así le recuerda- es uno de los usuarios de Aspanias (jubilado ya) que el pasado 18 asistió al funeral. “Siempre le recordaré como buena gente. No tengo fotos de aquellos años y me hubiera gustado guardar una de “Pirri” para recordarle siempre”.

Al funeral también asistió Elena Molina (trabajadora del centro especial de empleo). Al igual que Antonio (quien reconoce que “le dio mucha pena que muriera”), Elena dice que “cuando te dan la noticia sientes que pierdes a una persona conocida, querida, que se llevaba bien con nosotros. “Pirri” no era muy hablador; una vez nos dejó el prado para acampar; también nos ayudó a relacionarnos con la gente del pueblo”.

Javier Santamaría (trabajador del centro especial de empleo), otro compañero de Antonio y Elena, y que también asistió al entierro. “Le conocía bien”, dice, y recuerda que “siempre andaba haciendo bromas” o “que por la mañana nos llevaba la leche que ordeñaba de sus propias vacas”. “Yo ya había ido de vacaciones antes a otros sitios” pero al hablar de “Pirri”, le vienen los buenos momentos que pasó en Espinama.

Luis del Río y José Luis García (ambos del centro ocupacional) recuperan sus recuerdos de la casa de Espinama. “Recuerdo las excursiones por el Cares; y la queimada en la playa, y que cada uno se encargaba de algo antes de comer”, Luis.

“Yo he ido muchas veces y fueron mis primeras vacaciones”, cuenta José Luis. “También me acuerdo de la ruta del Cares” y de algunas bromas que les gastaban.

El gerente de Aspanias, José María Ibáñez recuerda también su experiencia de aquellos años: “Pirri” nos acogió cuando acoger no estaba de moda”. Después de tres décadas, podría decirse que el “18%” de la comunidad actual de Aspanias tiene impresa –de alguna manera- la huella de “Pirri” y de Espinama.

José Manuel Calvo “Pirri” fue la persona que propiciono el primer contacto de las gentes de Aspanias con Espinama y la comarca de Liébana, hace ya unos 30 años. Él era vecino de esta localidad y allí iban a pasar sus vacaciones los usuarios de Aspanias (para muchos las primeras vacaciones de su vida) y los voluntarios que les acompañaban. “Un hombre de acción, siempre ágil y despierto” (Concha Peña, pedagoga en el centro educativo Puentesaúco). Un vecino y amigo que durante mucho tiempo ha estado al cuidado de la casa que acabó siendo de Aspanias. Fue su guardés durante todo este tiempo.