La Revista “Cultura para la esperanza” ha tenido a bien publicarme un artículo de opinión en este su último número, el 100 ya de su andadura. Paso pues a compartirlo con las personas vinculadas al Boletín de Aspanias, Asamimer, Aspodemi, como una persona que trabaja dentro de estas organizaciones.

Se trataba por mi parte de poner en un máximo de dos hojas el debate de cómo entiendo que podrían ser las organizaciones sociales del siglo XXI para ser la mejor respuesta institucional al mundo complejo que nos ha tocado vivir. No sólo de la nuestra (que también) sino desde un prisma más general y amplio que el de la discapacidad. Una entidad debe hacerse esta pregunta de vez en cuando y lo que es más difícil, respondérsela.

Ahí es nada el atrevimiento. Sé que hacer este ejercicio de síntesis sin red es casi temerario pero mi intención no es poner un punto final al diálogo sino casi abrir cauces. No es pontificar sino tender puentes. No es cerrar debates sino dar pinceladas, no es candar puertas sino abrir ventanas.

Y todo ello con un aire didáctico y pedagógico porque, como siempre insisto en mi experiencia con las personas con capacidades diversas, lo complejo no debe ser incomprensible. Si esto pasa es porque algo hacemos mal nosotros no nuestros interlocutores.

El asunto sin más preámbulos está en el título que se convierte al fin y a la postre en tesis: “Dar un pescado, enseñar a pescar, revisar las leyes de pesca.”

Ya me contareis aciertos y discrepancias los valientes que lleguéis hasta el final. Y una última aclaración sobre el contenido. Refleja el pensar del autor del mismo, una persona de atención directa de la Casa, no el de las entidades; porque siempre hay matices, opiniones, disconformidades... aclaración tonta de última hora pero que nunca sobra.

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