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Entrevista a Luis Cayo, Presidente del Cermi

El pasado lunes 25, día de Santiago, Luis Cayo, presidente del CERMI (Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad), estuvo presente en la jornada sobre Desarrollo Rural Inclusivo que organizó Aspanias en la localidad burgalesa de Salas de los Infantes. En el marco de la misma, Luis tuvo a bien dedicarnos unos minutos y atender la entrevista que ahora os trascribimos.

P. Buenos días Luis. ¿Qué es lo que te trae en un día como hoy, festivo en Madrid, hasta una localidad del medio rural burgalés como es Salas de los Infantes?

R. Buenos días. Como no podía ser de otra forma el CERMI ha aceptando gustosamente la invitación cursada por una organización de Plena Inclusión Castilla y León como es Aspanias, lo que nos ha permitido poder profundizar en un asunto sobre el que en esta comunidad se sabe mucho, el Desarrollo Rural Inclusivo. Y es que no puede obviarse que en toda España hay casi un millón y medio de personas con discapacidad que viven en el medio rural. Personas que no pueden sentir como un castigo tener una discapacidad y vivir en el medio rural, cuando es su derecho hacer una elección vital como es la de elegir libremente su lugar de residencia. Por tanto, vivir en un pueblo no puede ser un castigo para ninguna persona y menos que sea causa de exclusión, de mayores dificultades y de desigualdad. De esta manera, vemos cierta urgencia en que puedan orientarse políticas y estrategias y que se pongan en práctica y de manera efectiva iniciativas que hagan posible que ese millón y medio de personas puedan llevar una vida como la de las demás en su entorno, que no es otro que el medio rural. Pero no hablamos de una vida sin más, sino de una vida plena y completamente realizada.

P. ¿Podría decirse entonces que el medio rural es un factor de riesgo más de exclusión para las personas con discapacidad motivada fundamentalmente por la falta de servicios y apoyos?

R. Absolutamente. El núcleo duro de la exclusión para las personas con discapacidad que viven en el medio rural queda concentrado en las mayores dificultades, e incluso la imposibilidad, de poder acceder a servicios que en un entorno urbano se considerarían básicos. Si las personas que tenemos una discapacidad, independientemente del lugar donde vivamos, lo tenemos más complicado, todo ello se hace mucho más difícil si vives en el medio rural. De ahí que pueda afirmarse sin ningún tipo de dudas que el medio rural puede llegar a convertirse en causa y factor de exclusión para las personas con discapacidad, y con ello, hacer a las mismas más vulnerables.
Pero por otra parte, ha de señalarse que en el medio rural no todo es malo. Al contrario, el medio rural ofrece cosas positivas para las personas con discapacidad. Y es que el medio rural, frente al urbano, gana en todo lo que tiene que ver con las relaciones humanas, el establecimiento de vínculos con el entorno, el contacto con la comunidad y la socialización de las personas. Y todo ello no es algo baladí, al contrario, es de vital importancia y una cuestión clave para las personas. Pues como nos confirman diferentes estudios, cuando se pregunta a las personas con discapacidad las principales causas de exclusión sentidas, estas señalan entre las principales el sentimiento de exclusión que nace de una mayor pobreza relacional y de conexión con su entorno.
De esta manera, sabiendo que de lo que adolece el medio rural es de la existencia de servicios y apoyos, debe enfrentarse esta carencia a través de una acción conjunta y decidida. Algo sobre lo que se ha profundizado a lo largo de la jornada con el conjunto de grupos de interés y con las instituciones. Pero si las instituciones tienen una responsabilidad, la mayor confianza que tengo descansa en el papel y la acción que pueda desempeñar para cambiar estas situaciones la sociedad civil organizada. Así, las fundaciones o las asociaciones como Aspanias, son un claro ejemplo de ciudadanía comprometida y activa que no se resigna y que es capaz de buscar soluciones en ámbitos donde todo es más difícil. Por tanto, es clave apelar a la creatividad y a la capacidad de innovación social que tiene la sociedad civil y nuestras organizaciones.

P. Luis, ¿estaríamos hablando por tanto de que las organizaciones deben desarrollar un papel más activo en la búsqueda de soluciones para las personas con discapacidad?

R. Sí claro, las organizaciones tienen, tenemos, un papel muy importante que jugar y no solo para las personas a quienes directamente representamos. Es decir, no solo queremos aportar propuestas para unos pocos, sino que entendemos que las soluciones deben llegar a muchas más personas. Algo que en el medio rural aún parece más claro, pues no tendría sentido la búsqueda de respuestas sectoriales, para personas mayores, para personas con discapacidad o para otras personas en riesgo de exclusión, cuando el reto que tenemos es el de ser capaces de encontrar una solución global para todos. Y es que en nuestros pueblos la salvación ha de ser y llegar a todas las personas que viven en los mismos. No cabe la salvación para unas pocas.

P. En una situación como la actual, de crisis económica, de valores y ambiental, así como de un fuerte cuestionamiento de las instituciones y del modelo existente, ¿puede ser el medio rural un espacio de oportunidad y punta de lanza hacia un modelo más amable con las personas y el planeta?

R. Sí. Y es que muchas de las cuestiones que ahora señalas han salido en la jornada, ya que hemos hablado no solo de problemas y retos, sino también, y mucho, de oportunidades. Porque, más allá del hacer de las instituciones, que a veces es más retórica que realidad, sí que hemos de comprobar cómo el medio rural puede ser un reservorio de oportunidades para las personas con discapacidad y sus organizaciones. Y es que frente a un medio urbano que en muchas ocasiones parece agotado, existe un medio que sigue ofreciendo oportunidades para las personas como son el turismo rural accesible, la agricultura y ganadería ecológica y con un alto valor añadido, el acercamiento y la creación de nuevos servicios de apoyo a las personas o la apuesta por la generación de negocios en la esfera de una economía sostenible.
Ahora bien, no puede decirse que siempre se hayan hecho bien las cosas, incluso apuntaría que en este marco de oportunidades, las instituciones han dejado pasar en no pocas veces la ocasión de haber cambiado o haber hecho las cosas de otra manera. De ahí que insista en la importancia y el papel que deba asumir la sociedad civil organizada, la cual es depositaria de mi mayor confianza, pues incluso con dificultades, es quien está señalando la orientación hacia donde tienen que dirigirse las prácticas y estrategias que permitan voltear la situación de crisis y exclusión en la que viven muchas personas.

P. Y en un marco como el actual, en una situación de crisis sentida y vivida por la ciudadanía, el CERMI entiende necesario abordar una reforma constitucional, ¿podrías explicarnos el posicionamiento que ha mostrado al respecto?

R. En el momento actual y en la situación de crisis que aún persiste, todos hemos podido comprobar que si bien existe un malestar entre la ciudadanía vinculado con los diferentes déficits de nuestra democracia, carencias de transparencia, gobernanza, gestión limpia o afección de los ciudadanos hacia sus dirigentes políticos e institucionales; no se ha puesto el acento en otro de los enormes agujeros que tiene nuestra vida cívica o política, y que es que un estado como el nuestro, una comunidad política que se dice digna, desarrollada y decente, no haya sido capaz de proveer a la ciudadanía de unas condiciones de vida mínimas y dignas para todas las personas ni asegurar sus derechos sociales. Y esto porqué, pues porque nuestra constitución no reconoce los derechos sociales, como sí que hace con otros, como derechos constitucionales de primer nivel. Algo que podría cambiar reformando dicho marco jurídico político y que exige una reforma de la Constitución para que los derechos sociales queden consagrados en la misma como derechos de primera categoría.

Muchas gracias.